Los ácaros depredadores son vitales para un control de plagas sostenible porque actúan como depredadores naturales y controlan eficazmente plagas nocivas como la araña roja, la mosca blanca y los trips. Al introducirlos, disminuimos la dependencia de los plaguicidas químicos, lo que reduce los riesgos medioambientales ligados a los tratamientos químicos.